“Durante mi infancia conocí un hombre muy sabio, era Haroun Tazieff. Famoso vulcanólogo francés. Hablabamos el misma idioma pero no entendía sus palabras, eran tan complicadas que me emociono solo pensar con la pasión que lo hacía. Así empezó mi vocación. Así empezó mi vida…
Después de 4 años en la universidad estudiando geografía física (análisis de los riesgos volcánicos), necesitaba ver los volcanes y sus erupciones por el mundo. Viajé por la India, Pakistán, Etiopía y otros lugares para estudiarlos. Trabajé para una agencia de viajes como guía científica y mi especialidad era, como no, los volcanes.
Cada vez que había un volcán en erupción estaba allí con equipos de televisión, científicos amantes de los volcanes… De regreso a Francia con las mochilas llenas de obsidianas, bombas de lava, rocas y mil sueños tenía que volver hacer de nuevo las mochilas porqué me esperaban los aviones para nuevas expediciones.
Durante una expedición a la isla del Vanuatu encontré a Sylvain. Animado por la misma pasión, creamos una asociación de prevención de riesgos. Había que ayudar a las poblaciones que viven al lado de los volcanes con riesgo de lluvia ácida. Él se quedó allí trabajando en el observatorio vulcanólogo y yo seguí viajando para ver más erupciones y ver lo que se podía hacer para prevenir las erupciones.«